Esta es la pequeña gran historia de Sara y Miguel, de su enlace en San Fernando y su celebración posterior en la real escuela andaluza de arte ecuestre.

Un pequeño rayo de luz de la bahía se colaba por los entre alargados balcones del ático, el puerto de Cadiz, su alameda.

Algún crucero cargado de turistas, eran vecinos cercanos sin saberlo de aquel día, la ilustraciones antiguas del abuelo del novio decoraban la casa, la luz de nuevo nos iluminaba desde el cielo a primeras horas de la mañana y reflejaba en un pequeño espejo de mano mostrándonos la ilusión de sara, su belleza, su sonrisa, sus nervios, la maquilladora culminaba su trabajo. Desde ese instante todo comenzó a fluir como si el tiempo o alguien mas arriba hubiese decidido que hoy tenia que ser un día sencillamente perfecto.

Esta es de esas bodas en las que contar una historia es empaparte de la vida, la emociones, la alegría, la diversión y hasta un poco de la locura de sus protagonistas, un historia repleta de amigos y amigas nerviosas, de mucha mucha familia. Este es de esos días que te tiembla la mano, que las lagrimas del novio aparecen cargadas de admiración al verla llegar y los novios emanan una complicidad y conexión sincera que se transpira y contagia. Una boda en la que la iglesia se silencia al unísono respetando los tiempos, y canta en comunidad sonando como un solo instrumento.

Este es el día en el que como padre de una niña pequeña, un frase en el ramo de la novia me termina de derrumbar y sí reconozco que me emocioné, porque no emocionarse sería no sentir y sería no reconocer la inmensa gratificación que tiene que producir sentir allí donde estes ese día ver a tu hija tan feliz.

Fotografia : Miguel Marquez + Lourdes coca

Make up @taisvictoriabridal

Vestido de la novia : @cherubinaatelier. Flores: @florenea Zapatos: @flordeasoka